El cuerpo del delito

No se como tuve fuerzas para arrastrar el cuerpo y cavar el agujero.mis manos sudaban y la pala se me escaba constantemente, además mientras echaba las paletadas de tierra, miraba hacia atrás para atisbar a través de las ventanas cualquier movimiento en la casa.

Por fin el cuerpo quedó cubierto, y me dejé caer de rodillas ante la tumba.

Recordé los momentos de felicidad que viví a su lado, su alegría al recibirme, sus tristes ojos cuando no le hacía caso.

Improvisé una oración descreida y cuando ya me levantaba, la puerta de la casa se abrió y mis dos hijos salieron en tromba al jardín.

Me limpié los restos de tierra de los vaqueros   y las manos y me acerqué a ellos.

-¿Qué hacías mami? Me preguntó mi hijo.

-Arreglando los rosales, cariño-Le mentí.

-¡Mamá!-gritó su hermana llorosa-¿Vamos ahora a buscar a Bobby?

-No ahora no. Después de comer, pero, recuerda mi vida lo que te hemos dicho. Lo más seguro es que no lo encontremos.

Y tomando sus manitas, volví con ellos a casa, orgullosa de mi mentira.